La Ciudad

Alberto Fernández: “Mi verdadera obsesión es que la unidad no se quiebre y se fortalezca día a día”

El Presidente de la Nación valoró la unidad en el Frente de de Todos y pronosticó que la sociedad acompañará el Gobierno en las elecciones. Además, habló de la reactivación económica, los precios y el vínculo con la oposición.

Por Hernán Kloosterman

Alberto Fernández asegura que su verdadera obsesión es que “la unidad del Frente de Todos no se quiebre y se fortalezca día a día”. Lo dice en Mar del Plata en un mano a mano con LA CAPITAL, minutos después de encabezar el acto de cierre de campaña y tras reunirse con empresarios del sector turístico.

El día fue largo y antes de emprender el regreso, el Presidente de la Nación se hace un espacio para hablar a solas con este medio. Entra al lugar pautado acompañado por Fernanda Raverta, saluda amablemente, se sienta y tras intercambiar con la directora de Anses unas palabras sobre la reunión que acababa de finalizar, se presta al diálogo. “Bueno, arranquemos”, propone.

En la charla pronostica que la gente acompañará al Gobierno en las próximas elecciones y destaca el objetivo de generar trabajo. También habla del vínculo con la oposición, y valora el rol del Estado en la pandemia. “Ningún argentino se quedó golpeando las puertas del sanatorio sin recibir atención”, enfatiza.

La sensación es que la pandemia empieza a quedar atrás. ¿Siente alivio?

-Me da la impresión que sí. Que la gente empieza a sentir que claramente su vida empieza a recuperar lo habitual. Acá me lo han dicho: hay una mayor afluencia a los lugares públicos, bares y restaurantes, teatros, cines. La gente empieza a sentir que es posible disfrutar de todo eso. Vamos camino a eso. Lo que no tenemos que hacer es parar. Por eso seguimos vacunando a un ritmo acelerado y lo que tenemos que hacer es que el que no se vacunó todavía se vacune. Hay mucha gente que no se animó o no quiso, ahora tienen la vacuna de la marca que quieren y es una buena oportunidad para que el que no se haya vacunado, lo haga.

-En ese contexto están las elecciones. ¿Cómo cree que llega el Gobierno?

-Al Gobierno le han tocado vivir dos años muy difíciles. A la Argentina y al mundo les han tocado vivir esos años que espero sean irrepetibles. A mí en lo personal me sirvió de una enorme experiencia, de gobernar en un tiempo de carencia de esperanza donde en realidad la muerte caminó al lado nuestro. Fue un tiempo muy desagradable para todos nosotros. Me dio una gran experiencia, no la más grata, pero una gran experiencia en ver cómo hacíamos que el Estado funcione y cómo inventábamos mecanismos para socorrer a las principales víctimas de esa pandemia. Empezamos por los adultos mayores, seguimos por los que estaban en la pobreza y llegamos a todos. Creo que ese tiempo, que fue muy difícil y que generó mucha angustia por el tiempo que se prolongó, va cediendo. Estoy seguro de que los argentinos se van a dar cuenta que hay dos proyectos en pugna. En uno se prioriza la vida, el trabajo, el desarrollo, la educación pública, la salud. Y en el otro no. Simplemente. En el otro es todo un problema de marketing, redes, imágenes. Alguien que fue gobernador hace dos años se escapa de su provincia porque no puede explicar lo que hizo. No puede. Eso es lo que pasa y creo que la gente a eso lo va a entender y nos va a acompañar.

-Muchos sostienen que hay cierta apatía en el electorado. ¿Percibe lo mismo?

-Yo no percibo eso. Percibo sí una apatía en la sociedad mundial porque es un tiempo difícil, amargo, agrio, no es el mejor de los tiempos. Todos hemos perdido afectos, algunos se enfermaron y la pasaron mal. Y los que se recuperaron tuvieron efectos colaterales. Está claro que no podemos estar felices y disfrutando. Estamos saliendo, poco a poco de un laberinto horrible. Donde una enfermedad nos hizo pedazos. Pese a todos los esfuerzos que hicimos, no pudimos evitar esos resultados. La única tranquilidad que tenemos es que no hubo ningún argentino que no recibió el tratamiento médico que necesitaba. Ninguno se quedó golpeando en las puertas del sanatorio y le dijeron no hay camas para vos. Eso pasó en muchos lugares del mundo, de América latina pero en la Argentina no pasó. Y esa es la tranquilidad que nos queda. Porque además pudimos hacer eso después de reconstruir un sistema de salud que estaba destruido.

-Uno de los ejes de campaña es el trabajo. ¿Cómo se recupera?

-Hay claramente una reactivación económica y una recuperación de la industria. La pandemia para muchos fue tan traumático que por ahí dejan en un segundo plano lo que pasó antes, que fue que hubo un modelo económico que convocaba a cerrar empresas. Hay que acordarse cuando decían “el que queda desempleado, que se convierta en un emprendedor o monotributista.” ¿Y que eran esos emprendimientos? Hacer cerveza, tortas en la casa. Una cosa delirante: era gente que perdía el empleo. Para nosotros eso no es posible. La industria es central, la actividad económica, el comercio. Para nosotros eso es lo que hace que una sociedad crezca, se vigorice. No concebimos la sociedad de otro modo. Nunca esperen que alimentemos la especulación financiera.

-¿La suba de precios sigue siendo una preocupación?

-Sí, lo es. Yo avisé cuando estábamos en campaña que en un país que tiene 53% de inflación, como el que dejó Macri, bajar esa inflación lleva tiempo. Yo no dije la irresponsabilidad de Macri que era una tontería bajar la inflación. La Argentina tiene una inflación que viene de muchos años y es multicausal: no tiene una causa, hay muchas. Y hay que ir atacándolas de a poco. Nosotros este años nos confiamos en que podíamos tener un mejor resultado, la pandemia nos complicó, se dispararon los precios internacionales de los alimentos, eso también nos complicó. En Brasil, la carne aumentó un 80% y es el mismo motivo: la demanda de carne de China que hace subir mucho los precios. Es un debate que excede a la Argentina, pero eso no me conforma. Yo lo que necesito es que lo precios no suban en la Argentina y estamos trabajando, y lo que venimos viendo es que poco a poco va bajando, pero tenemos que lograr una baja más fuerte, sin duda.

-¿Cree que hace falta algún tipo de reforma laboral?

-No creo en eso. Entre Néstor y Cristina se generaron en el país alrededor de 5 millones y medio de puestos de trabajo, y eran estas leyes laborales. ¿Por qué se creaba trabajo? Porque la economía se movía, porque había un mercado interno que demandaba eso que se producía. Entonces, el problema no son las normas laborales, es la economía. La Argentina fue distinta en el mundo y en el continente cuando fue capaz de ampliar derechos. Cristina, en su primer mandato, amplió derechos como ninguno lo hizo después de la democracia. Yo me he puesto en la cabeza ganarle y dar más derechos que ella. Fue un gobierno impresionante. E intento seguir ese rumbo, por lo tanto para mí el problema en la Argentina no es quitar derechos sino ampliarlos. Así vamos a hacer una mejor sociedad.

-¿Cómo imagina el vínculo con la oposición en los próximos años?

-Yo lo que más espero de ellos es un poco de reflexión. Estoy pensado en el día 100. Tuve 99 días sin pandemia. Estoy soñando que llegue el día 100 de la normalidad para ver cómo a partir de ese instante impulso todo para que la Argentina crezca. Ellos están pensando en otra cosa, en qué van a hacer en 2023. Mi problema es el presente, qué hacemos con los problemas de los argentinos hoy. Ellos debaten quién va a ser el candidato de 2023 y arman y desarman argucias electorales, y preparan campañas mediáticas, inundan las redes con noticias falsas y ciertas pero todas a favor de ellos. Cuando uno les pregunta que querés hacer, la única respuesta es: “No me hablen de Macri”. Y cómo no te voy a hablar de Macri si vos apoyaste todo lo que Macri hizo Decime qué vas a hacer de distinto. Cuando les preguntan qué van a hacer, la respuesta es que van a hacer lo mismo que Macri, pero más rápido. Si van a hacer eso, que por favor no vuelvan porque el daño que generaron al pueblo argentino fue inmenso.

“Macri multiplicó por tres los planes sociales, quitó las contraprestaciones y les dio el manejo a las organizaciones”

-¿Cómo está el Frente de Todos?

-Uno de los motivos por el que seguimos siendo una fuerza electoral poderosa es que hemos sabido convivir y preservar la unidad de nuestro espacio. Nuestro espacio tiene una dirigente política excepcional como es Cristina, tiene dirigentes jóvenes, como Máximo y Sergio. Tiene una suerte de catalizador de la unidad que se llama Alberto Fernández. Mi verdadera obsesión es que esa unidad no se quiebre y se fortalezca día a día. No por otro motivo que pensar en el pueblo. El pueblo necesita de esa fuerza electoral para que haya alguien en el poder que piense en ellos. Me parece que ha sido una gran experiencia la de estos años. Fernanda (Raverta) ha sido una actora importante en el Gobierno. Tuvo que lidiar con el IFE, el ATP, las asignaciones, la tarjeta Alimentar y un montón de programas que la coyuntura nos exigió poner en marcha. Ahí vimos cómo nos podíamos complementar todos los espacios, Cristina con 8 años de gestión que a mí me sirvió de mucho. Esa vocación de Máximo de siempre exigirnos más y pedir más profundidad en los cambios y transformaciones. Sergio, creo que es de los dirigentes de esa generación que más se ha preparado para entender cómo funciona el Estado. Hemos hecho un trabajo con mucho esfuerzo. Seguramente cometimos errores, pero nunca nos equivocamos en contra de la gente.

-¿Principal desafío para lo que queda de gestión?

-El objetivo ahora es generar trabajo. Lograr inversiones, que esos inversores arriesguen en empresas, que convoquen al trabajo. Tenemos que salir de la Argentina de los planes y pasar a la del trabajo. ¿Eso quiere decir, desatender a los que necesitan un plan? No. Hay muchos argentinos que van a necesitar mucho tiempo que el Estado los asista. Pero muchos argentinos que puedan volver a trabajar y deben volver. Cuando Cristina dejó el gobierno había alrededor de 200 mil planes pero había obligaciones en quienes los recibían, por contraprestación laboral, que sus hijos vayan al colegio y se vacunen. Macri multiplicó eso por tres y quitó todas las contraprestaciones. Además, el Estado dejó de ser el que manejaba eso y se lo dio a organizaciones. El tendrá que explicar eso.

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